Las amenazas de seguridad crecen cada vez más y la industria financiera está en el ojo de la tormenta. Cómo proteger los datos sensibles, garantizar la continuidad del negocio y cumplir con las regulaciones internacionales.

La industria financiera se encuentra en un punto de inflexión. La transformación digital, impulsada por la creciente adopción de tecnologías como la nube, la IA y el IoT, ha modificado para siempre  la forma en que las instituciones financieras operan y se relacionan con sus clientes. 

Sin embargo, esta misma transformación ha expuesto al sector a una serie de riesgos de ciberseguridad sin precedentes. La proliferación de datos sensibles, la creciente dependencia de sistemas digitales y la evolución constante de las amenazas han convertido a la seguridad de la información en un gran desafío.

Por el momento, un relevamiento realizado por la consultora MC Kinsey, muestra que las empresas de servicios financieros no están explorando todas las tecnologías emergentes por igual. Por el contrario, se están concentrando en las que perciben como más aplicables a sus organizaciones y que probablemente les aporten el mayor valor, teniendo en cuenta sus capacidades tecnológicas actuales, sus estrategias empresariales y tecnológicas a largo plazo, y las posibles repercusiones regulatorias.

De acuerdo a los resultados, la computación en la nube y el Edge Computing encabezan la lista, con 84 % de los encuestados que reconocen su relevancia para sus negocios. Por otro lado, seis de cada 10 consultados afirmaron que más de 25% de su carga de trabajo ahora reside en la nube. 

Mientras todo eso ocurre, hay otra transformación en curso. La consultora KPMG encontró que para las instituciones financieras, los pagos suponen un driver de ingresos cada vez más potente, lo que implica un cambio de paradigma: de medio puramente instrumental a convertirse en una línea de negocio.

Según estima KPMG, hasta 2026 los ingresos bancarios globales relacionados con pagos crecerán  a un ritmo de 36.4% promedio al año. Este cambio de paradigma crea un espacio que tiene que ser aprovechado, sobre todo por entidades financieras, para ser capaces de adoptar eficientemente las oportunidades derivadas de las tendencias actuales dentro del ecosistema.

Este cambio en los patrones de consumo derivó en la necesidad de adaptar los negocios y la manera de aceptar transacciones a nuevos requerimientos. Por ejemplo, 44% de la generación Z ya no utiliza efectivo en sus transacciones.

La industria financiera, un blanco atractivo 

La industria financiera se ha convertido en un objetivo altamente atractivo para los cibercriminales.

Según los especialistas del FMI, el riesgo de sufrir pérdidas cuantiosas debido a los ataques cibernéticos está aumentando. Potencialmente, esas pérdidas podrían acarrear problemas de financiamiento a las empresas e incluso hacer peligrar su solvencia.

Las pérdidas se ha multiplicado por más de cuatro desde 2017 hasta situarse en US$ 2,500 millones y cada año se registran unos 12,500 incidentes de ciberamenazas, por no hablar de las pérdidas indirectas por ejemplo, el perjuicio en la reputación y los costos asociados a mejorar la seguridad, que son significativamente superiores a esa cifra.

Hay varios factores que explican el interés de los ciberdelincuentes:

• -Valor de los datos: la información financiera, como los datos personales de los clientes, los números de cuenta y las transacciones, tiene un gran valor en el mercado ilegal.
• - Infraestructura compleja: las instituciones financieras manejan sistemas y redes informáticas altamente complejos, lo que aumenta la superficie de ataque y dificulta la detección de amenazas.
• -Dependencia de terceros: la creciente dependencia de terceros, como proveedores de servicios en la nube y socios comerciales, introduce nuevos vectores de ataque.
• -Exigencias regulatorias: las regulaciones cada vez más estrictas en materia de protección de datos aumentan la presión sobre las instituciones financieras para garantizar la seguridad de la información.
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Los retos de seguridad para el sector financiero

La ciberseguridad es un desafío crítico para la industria financiera. Los cibercriminales se vuelven cada vez más sofisticados y las amenazas evolucionan constantemente. Los ataques de ransomware -el secuestro de datos a cambio de un rescate -, se han convertido en una de las principales amenazas para las instituciones financieras. 

Tanto como los ataques DDoS, que consisten en inundar un servidor con tráfico malicioso hasta sacarlo de servicio, el phishing, de la mano de los ataques de ingeniería social, que utilizan correos electrónicos o mensajes de texto fraudulentos para engañar a los usuarios, siguen siendo una de las técnicas más comunes empleadas por los cibercriminales.

Otra amenaza latente es el robo de identidad. La obtención de datos personales de los clientes permite a los cibercriminales realizar fraudes financieros, como la apertura de cuentas falsas o la solicitud de préstamos.

Cómo proteger datos sensibles 

Según datos recientes de la consultora IDC, ante este panorama “el 56% de las organizaciones incluirá en sus prioridades de TI más seguridad, infraestructura híbrida y análisis de Big Data”.

Los expertos recomiendan adoptar un enfoque multifacético que combine tecnología, procesos y capacitación.

La implementación de soluciones de seguridad robustas es fundamental. Los firewalls de última generación, los sistemas de detección de intrusiones, la encriptación de datos y la autenticación multifactor son herramientas esenciales para proteger la infraestructura tecnológica. Además, el uso de inteligencia artificial y machine learning puede ayudar a identificar patrones de comportamiento anómalo y detectar amenazas en tiempo real.

En ese sentido, nuestra solución MCM Cloud Firewall es una herramienta de seguridad diseñada para proteger tu infraestructura y datos de manera eficaz y eficiente.

Al ser una solución basada en la Nube, no estás limitado por las capacidades de un firewall físico. Identifica y prioriza el tráfico esencial, asegurando un rendimiento óptimo de tus aplicaciones críticas y limita el acceso a aplicaciones no autorizadas, reduciendo el riesgo de infecciones por malware, garantiza la seguridad de los datos, tanto en aplicaciones locales como en la nube.

Por otra parte, monitorea constantemente el tráfico de red, lo que le permite detectar y bloquear amenazas en tiempo real, manteniendo el entorno contra ataques cibernéticos.

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